lunes, agosto 27

Salame

Podré estar más grande, y en el primer mundo, pero cada vez que tengo que llevar mucha guita por la calle (siempre de otro, claro) voy acojonada a nivel de provinciana-en-la-gran-capital. Siento que la gente sé dá cuenta. Que el bolso que llevo podría fácilmente serme arrancado y entonces me lo cruzo y lo aprieto bien fuerte contra mi pecho. Y en el camino me doy un respiro para pensar qué haria con esa guita si me la choreara.

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